ERMiTa DeL HuMiLLaDeRo
Devoción Popular
Son muchas las ocasiones en las que la intensidad del sentimiento religioso de un pueblo no se corresponde con la magnificencia del edificio que acoge el objeto de sus devociones. Un caso muy evidente son las ermitas, a menudo edificios sencillos que acogen santos, Cristos o Vírgenes a los que el pueblo siente mucho más cercanos que los que se veneran en los grandes templos.
La Ermita del Humilladero es uno de esos casos. El origen de este edificio se encuentra en el siglo XVI. Sin embargo, lo que vemos se corresponde con la reconstrucción realizada en
el siglo XX tras la devastadora explosión de un polvorín acaecida en Peñaranda en 1939, que destruyó buena parte de su casco urbano.
El interior del templo está formado por una pequeña nave adornada con distintas obras pictóricas y algunas tallas, aunque su mayor interés radica en la honda devoción que
el pueblo manifiesta por la imagen del Santo Cristo del Humilladero, que preside el altar, y la talla de la Dolorosa.
Una leyenda refiere que los orígenes de la devoción al Cristo se encuentran en el momento en el que una carreta de bueyes que transportaba la imagen con destino a un pueblo
cercano se detuvo sin motivo en el lugar donde ahora está la ermita. Y allí permaneció sin que nadie consiguiera hacerla continuar hasta que el Cristo fue bajado, tras lo cual los
bueyes arrancaron de nuevo y siguieron viaje.
En el atrio de entrada se localiza el Calvario, procedente del desaparecido convento franciscano de Nuestra Señora de Gracia.
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