PLaZa De La iGLeSiA
EL aLMa De La ViLLa
Aquí se anudan y confluyen una serie de elementos, vitales todos ellos en la historia y la vida de la localidad, para conformar un "corro" único en la sierra. Por una parte, está la iglesia de San Sebastián, levantada entre 1783 y 1785 por el arquitecto Jerónimo de Quiñones. En uno de sus altares laterales se venera a la Virgen del Robledo, que los vecinos rezan aquí para sentirla más próxima a la vida cotidiana del pueblo.
Enfrente queda lo que podría ser el cogollo histórico en torno al que se fue desarrollando la población a lo largo de los siglos. Ese enorme soportal dio forma por sí solo a la calle del Concejo, lugar de reuniones espontáneas, de bailes a cubierto, de la larga despedida tras las misas. Lo sujeta una enorme columna poligonal, posiblemente del siglo XVI, conocida como El Poste. Y sobre ambos, columna y soportal, se elevaban las llamadas casas consistoriales, donde estuvo tradicionalmente el Ayuntamiento. Por encima de ellas sobresale, con aires de espadaña defensiva, la torre del Concejo. La campana de la espadaña, que llamaba a los vecinos avisando de ataques, reuniones o incendios, se encarga de señalar las horas al pueblo desde que fue colocado un reloj en la torre en el año 1636. Además de por el Ayuntamiento, ese espacio estuvo ocupado por las escuelas y ahora lo hace el centro cultural y biblioteca.
En realidad toda la manzana que queda tras las casas consistoriales estuvo ocupada por edificios singulares relacionados con la Iglesia, el abastecimiento, la administración y la justicia: la carnicería, la alhóndiga, el peso, el juzgado, la cárcel, la cilla, la casa del cura, la del beneficiado... |