Eugenio Merino

Paraíso

01/02/2019 28/04/2019
Salamanca Domus Artium 2002
Martes a viernes 12:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00 Sábados, domingos y festivos 12:00 a 15:00 y de 17:00 a 21:00 Lunes cerrado (excepto festivos)

El público, cansado de que siempre le roben, ahora toma el control y es él mismo el que delinque. Abandona esa posición pasiva a la que está acostumbrado, no solo como individuo sino también como espectador de una exposición, y asume un rol de dominante de su propia situación como persona, de esclavo que se despoja de las cadenas y emigra de la caverna. Ahora debe robar y, de paso, activar y formar parte de la propia obra expositiva. Asimismo, el artista despliega toda una hilera de cómodas hamacas donde el visitante no se puede tumbar, presenta unos relojes que no coinciden con su huso horario y presume de una moneda ligeramente sobredimensionada que el espectador no puede acariciar, eso sí, con el 1% grabado correspondiente al porcentaje de personas que concentran las riquezas del mundo, donde el propio público está excluido. Únicamente se le permite saquear monedas de chocolate, al fin y al cabo, el resto de (pseudo)lujos son totalmente innecesarios para la lucha, solo son indicadores que rememoran la actual disparidad económica concebida, en parte, por la existencia de paraísos fiscales.
Eugenio Merino nos invita a releer la actualidad, a empalagarnos con una sobredosis de lo visual y a adoptar y no abandonar jamás una posición crítica directa, sin vacilaciones ni ansiedades. Nos hace saborear el hipotético cambio a través de un pensamiento rebelde, degustar un eterno juego de dobles sentidos y paladear una estética que fagocita la interacción social. Nos endulza con la posibilidad de cometer un delito y nos regocija con la carencia de la consecuencia. Hay que tener en cuenta que las cámaras de vigilancia que apuntan a la plétora de monedas son falsas, su objetivo es disímil al que el espectador está acostumbrado. No se han dispuesto con el fin de protegerlas, sino con la intención de maximizar el mensaje y que el ciudadano pueda observar y, por ende, aprender a quebrantar las normas.
Partiendo de las desigualdades económicas en la sociedad actual, Eugenio Merino ha recurrido con audacia a la ironía, a la cotidianeidad y a la crítica certera para acercar al público los grandes emisores de servicios financieros del mundo y todo su entramado de irregularidades. Dinamita la ineficacia legislativa y su permisividad y pasividad actuales, así como recalcar los conceptos de sumisión, control y, por supuesto, poder. Paraíso propone un nuevo uso de la bandera, cuestiona la denominación de patria y subraya los lindes fronterizos marcados por los bancos. Paraíso son monedas de chocolate y una invitación al disfrute de la sustracción.

Comisariada por Adonay Bermúdez.
Ayuntamiento; Fundación Salamanca Ciudad de Cultura