Un bandido, un pocero, una niña que trabaja, un chico que no quiere trabajar, una muchacha que emigra y un fantasma que busca compañía. Estos y otros personajes configuran el mundo fantástico que vamos descubriendo entre los árboles de un bosque. Frente al mundo de los pobres, el de los ricos: los señores del pazo, las veraneantes llegadas de Madrid y la patrona que explota a los niños porque su irremediable soltería ha exacerbado en ella el amor por el dinero. Entre todos, el tren que bordea los caminos del bosque, que trae y lleva pasajeros y es el único nexo que los une y los desune.
El excelente guión de Azcona, la dirección de Cuerda y un soberbio reparto encabezado por el magistral Alfredo Landa consiguieron crear, desde una óptica humorística, este retrato costumbrista y crítico que encandiló tanto al público como a la crítica, convirtiéndose en una de las películas españolas más alabadas de las últimas décadas.