Divinas Palabras, subtitulada tragicomedia de aldea, es el exponente más moderno, el engranaje más perfecto y el cénit en el que el teatro español alcanza su máximo nivel, hoy en día aún no superado. A través de un lenguaje exuberante, inventado, mezcla del expresionismo e impresionismo, lenguaje poético de una belleza insuperable, que consigue que la prosa se convierta en música. Con una modernísima visión del concepto teatral donde los espacios se multiplican, donde el realismo, el esperpento, lo arcaico y lo esotérico se mezclan produciendo un autentica borrachera de imágenes que unida a los comportamientos y emociones de más de una cincuentena personajes -una galería de personajes sórdidos y miserables- nos envuelven, nos revuelven y nos hacen pensar. Con Divinas Palabras estamos ante una de las dos o tres obras más universales de nuestra historia literaria. Una obra que no ha perdido en este Siglo XXI ni un ápice de su poder corrosivo.